lunes, 30 de junio de 2014

Alan García: Matanza de Accomarca fue "un hecho aislado" y Oronccoy, un pueblo entre la guerra de narcos y el olvido

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Interesante, Alan García: Matanza de Accomarca fue "un hecho aislado" - 30/04/2014 14:02:19

" Lima (EFE).- El expresidente peruano Alan García declaró que la matanza, en 1985, de 69 campesinos en la localidad andina de Accomarca, en la región sureña de Ayacucho, fue un hecho "aislado y atroz" y descartó que estuviera vinculado con una política de ejecuciones extrajudiciales.
García asistió hoy como testigo a una audiencia del juicio que se sigue por este caso, celebrada en el penal limeño Miguel Castro Castro, donde negó que durante su primer Gobierno (1985-1990) hubieran existido tales prácticas.
En este sentido, aseguró que cuando se enteró del llamado "caso Accomarca" relevó a las autoridades militares que fueron responsables de la muerte de los 69 pobladores.
"Procedí a cambiar la estrategia (antiterrorista), la forma de ver esta acción, destituí al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y a otros oficiales, (fue) un remezón que nos obligó a actuar con pulcritud y cumpliendo las reglas democráticas para evitar cometer excesos como Accomarca", añadió García a los periodistas tras la audiencia.
La madrugada del 14 de agosto de 1985, dos semanas después de que García iniciara su primer Gobierno, una patrulla del Ejército mató a 62 pobladores, entre ellos, ancianos, mujeres y niños en Accomarca.
Días después los militares asesinaron a otras 7 personas que presenciaron los hechos, según el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
Las versiones de los supervivientes indican que el mayor del Ejército Telmo Hurtado, quien está siendo procesado por este caso, ordenó a sus soldados que disparasen contra los pobladores para después detonar con granadas las viviendas, incendiarlas y festejar el crimen con bebidas y bailes.
Cuando García llegó a la audiencia de hoy en el penal, en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho, un grupo de personas del Partido Aprista Peruano (PAP), que lidera, se enfrentó a los deudos de las víctimas de la matanza, aunque el incidente no tuvo consecuencias mayores.
Documentos adjuntos:Desconocido
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Comisión de la Verdad

Es Noticia, Oronccoy, un pueblo entre la guerra de narcos y el olvido - 22/04/2014 14:05:30

"Esta es la primera entrega de una colaboración entre utero.pe y el diario La República. Aquí, el link de la versión impresa.
Selfie de un cargador de droga, encontrado en un celular por la policía.
Como en los años 80, un centro poblado de Ayacucho padece entre dos fuegos. De un lado, los "cargachos", mochileros que trasladan entre 10 y 15 kilos de droga; y del otro, asaltantes armados hasta con granadas de guerra. Oronccoy es un pueblo obligado a aceptar las oscuras condiciones de ambos, bajo pena de muerte. En lo que va del año, ocho campesinos -o más- ya han sido asesinados.
La noche del 28 de enero, en casa de Fabio Zúñiga, nadie durmió. Su esposa, Carmen Carrasco, y su hija Esperanza, de 11 años, no habían vuelto a casa. Fabio y sus dos pequeños hijos esperaron el amanecer temiendo lo peor. Cuando por fin apareció la primera luz del día, Fabio fue corriendo hasta el huerto donde el día anterior había visto por última vez a su mujer. No la encontró. Rodeó la casa y, a lo lejos, vio dos cuerpos. Carmen y Esperanza habían sido ejecutadas de tres tiros en la cabeza.
Carmen Carrasco y su hija de 11 años fueron ejecutadas por los cargadores de droga.
,Los asesinos utilizaron tres tipos de armas: una escopeta, un revólver y un fusil Galil. Las obligaron a arrodillarse y luego las ejecutaron ,dice la Fiscal de Chungui Lidia Yupanqui, quien está a cargo de esta jurisdicción desde el 2008.
Solo cinco días antes, unos hombres habían llamado a la puerta de Carmen Carrasco. Todos ellos llevaban pesadas mochilas y le habían pedido que les cocinara algo y les diera alojamiento. Carmen y Fabio aceptaron a cambio de algunos soles. Casi a medianoche, unos extraños irrumpieron en el granero donde estaban alojados los "cargachos". Primero les lanzaron una granada y luego les dispararon. Dos "cargachos" murieron. Los asaltantes se llevaron las mochilas pero antes le advirtieron a Fabio:
,No avises a nadie.
Fabio no dijo una sola palabra ni dio parte a la policía. Sin embargo, esto no impidió que cinco días después del incidente otro grupo de hombres regresara y asesinara a su esposa y su hija.
Después de este hecho, Fabio Zúñiga y sus dos pequeños hijos se encuentran escondidos en algún lugar de Andahuaylas. Él teme ser la próxima víctima de los "cargachos".
CARGACHOS VS ASALTANTES
En los años 80, según la Comisión de la Verdad, Oronccoy era la puerta de entrada de Sendero en todo el sector de Oreja de Perro, dentro de lo que ahora conocemos como el VRAEM. Los testimonios son escalofriantes. En una ocasión, las fuerzas del orden encerraron a 120 personas, entre hombres, mujeres y niños, en una casa y les prendieron fuego. Oronccoy estaba en el ojo de la tormenta.
Treinta años después, la muerte ha regresado a "Oreja de Perro".
,A cada rato se ven muertos, uno va caminando por el monte y se encuentra con cuerpos, de quiénes serán. Uno tampoco puede denunciar, seguimos nomás, ya luego desaparecen ,afirma Mario Huaraya, alcalde del centro poblado de Oronccoy.
A partir del 2011, Oronccoy se convirtió en una de las principales rutas alternas ,la principal es la carretera que va al Cusco, para el transporte de droga. Durante meses, hubo una convivencia pacífica entre pobladores y "cargachos". Pero esta aparente indiferencia hacia los negocios de los traficantes de droga duró poco. Los pobladores de otros anexos cercanos a Oronccoy vieron en el transporte de la ilegal mercancía la posibilidad de ganar un dinero extra y superar la agricultura de subsistencia.
Así se formaron los dos bandos, ahora en pugna perpetua: los cargadores y los asaltantes. Estos últimos esperan a que caiga la noche para realizar una emboscada y llevarse la mayor cantidad de mochilas, asesinando a sus portadores.
Fue en ese momento en que todos se volvieron sospechosos y la paz se quebró. Por ese motivo Carmen Carrasco y su hija fueron asesinadas. Los cargadores creyeron que su familia estaba involucrada con los asaltantes que los habían emboscado y decidieron eliminarlas.
,A cada rato nos llegan amenazas de muerte porque afirman que estamos reorganizando los comités de autodefensa ,dice Mario Miguel Orozco, presidente de la comunidad de Oronccoy.
Solo en enero ocho personas fueron asesinadas y las propias autoridades han sido asaltadas y amenazadas. El primer caso fue el de David Villano Junco, de 21 años, quien fue emboscado y asesinado de un tiro en la cabeza por otro grupo, en la comunidad San José de Socos. Luego, dos mochileros fueron asesinados cerca del límite con la zona de Totora.
Dos jóvenes de identidad desconocida fueron asesinados en la ruta de Totora a Oronccoy. También serían mochileros.
A los pocos días, un joven de identidad desconocida fue asesinado y empujado al río Apurímac. Diez días después, el 21 de enero, se produjo el asesinato de Lidio Marquina y de otro joven de identidad desconocida, en el tramo de herradura de Oronccoy a Kutinachaca. A los cinco días, asesinaron a Carmen Carrasco y a su hija Esperanza.
,Lo que ha pasado con la niñita y su mamá ha sido lo que ya nos ha colmado. Están chocando con la población ,señala uno de los dirigentes de Oronccoy.
Las autoridades solo tienen registro de la mitad de estos asesinatos pero utero.pe pudo corroborar, en la zona, que todos sucedieron. Los deudos, por obvios motivos, prefieren no ser nombrados en este reportaje.
En casi todos los casos los cuerpos fueron trasladados y enterrados por sus propios familiares. Solo en el caso de Carmen y Esperanza, la Fiscalía de Chungui pudo acercarse, tres días después del hecho, para hacer el levantamiento del cadáver. La demora de tres días tiene una explicación que es, en realidad, el origen de los males de Oronccoy.
LA RUTA PERFECTA
El centro poblado de Oronccoy es uno de los lugares más inaccesibles de Ayacucho. Ubicado sobre los 3 800 msnm, pertenece al distrito de Chungui. Allí viven unas cien familias pero, en la práctica, los cargadores de droga se han apoderado del lugar. Llegar hasta allí es casi una proeza.
Camino desde Kutinachaca hasta Oronccoy. Son nueve horas cuesta arriba.
La policía o la fiscal deben partir desde la capital del distrito de Chungui, a seis horas de Huamanga. Desde allí se necesitan tres días a lomo de bestia hasta el puente Kutinachaca, en el límite con Andahuaylas. Recién aquí empieza el ascenso a Oronccoy: una vez en el puente, la única manera de llegar hasta el centro poblado es caminando nueve horas cuesta arriba.
En Oronccoy no hay agua ni desagüe, mucho menos luz y ahora, debido a los constantes asesinatos, tampoco hay posta médica ni profesores de primaria y cada vez menos familias.
Estas características han hecho que los caminos que conducen a Oronccoy y sus anexos se conviertan en la ruta perfecta para los "cargachos". Según testimonios de los pobladores, diariamente pasan grupos de 10 a 30 personas y se calcula que cada una carga un promedio de 10 a 15 kilos de droga.
Asimismo, van armados con una pistola o revólver, pero además, y dependiendo de lo numeroso del grupo, van flanqueados por tres o cinco hombres que solo llevan armas de largo alcance, en su mayoría fusiles AKM.
,Uno se cruza con ellos en el camino, pasan nomás ,dice uno de los pobladores de Oronccoy,. A veces dicen, señora, cocíname algo y por ganarse unos soles la gente acepta.
Grupos de hasta 30 "cargachos" transportan de 10 a 15 kilos de dorga diariamente.
Esto no siempre fue así. Hasta el 2011, la ruta preferida era la misma capital del distrito.
,Yo los he escuchado aquí afuera, ellos decían, "¿con cuántas cabezas de ganado vas?" o decían "ya estoy en Paraíso", refiriéndose a Chungui. Nosotros tuvimos que solicitar más de 20 veces la creación de una comisaría ,recuerda la fiscal Lidia Yupanqui.
Todo eso cambió en el 2011, cuando se instalaron una comisaría y una base policial de la DINOES en la capital del distrito. Pero la tranquilidad de Chungui significó la condena de Oronccoy.
Los cargadores de droga no tuvieron más remedio que alejarse en busca de nuevas rutas. Desde ese momento, los pobladores de Oronccoy volvieron a toparse cara a cara con las amenazas de ajusticiamiento y la muerte.
Fuentes policiales describen a Oronccoy como "una zona liberada" y afirman que para realizar un operativo necesitarían un mínimo de tres camionetas y treinta efectivos.
,Hacerlo de otra manera sería un suicidio ,dicen.
La base policial de Chungui opera en medio de una notable precariedad. La única camioneta operativa debe ser constantemente reparada por un problema con los amortiguadores. Por todo esto, los policías nunca han pisado Oronccoy.
SIN ESTADO, SIN SALIDA
Rogelio Arohuillca tiene 18 años y es de Tastabamba, uno de los anexos de Oronccoy. Él fue elegido por el programa de Beca 18 para estudiar en Lima pero cuando llegó a Huamanga para hacer todos los trámites, le dijeron que había un error con su promedio.
Rogelio Arohuilca trabaja como mozo en Huamanga pero pudo haber sido uno de los "cargachos".
Rogelio ya descartó la idea de estudiar en Lima pero no piensa regresar a su comunidad. Ahora trabaja como mozo en un restaurante y espera presentarse a la Universidad San Cristóbal de Huamanga, en el examen de admisión de octubre.
, Ya así, siendo honesto, yo en un momento pensé dedicarme a cargador ,cuenta Rogelio,. Es que allá es bien difícil todo, lo que sembramos es para nuestro consumo nada más.
Rogelio comenta que son cada vez más los pobladores que eligen un bando: o cargadores o asaltantes. Pero cuando algo sale mal, la única salida es escapar.
,Por ejemplo, una persona que es del otro grupo y ha robado ya no puede regresar a su pueblo ,explica,. El otro no se va a quedar tranquilo hasta hacerle algo malo o matarlo.
Los jóvenes como Rogelio hacen una pausa y bajan ligeramente la voz antes de mencionar la palabra muerte. Por el contrario, los adultos la mencionan con cierta fiereza, como un viejo enemigo que ha vuelto.
Hace unas semanas, una comitiva de dirigentes de Chungui, Oronccoy y sus anexos vinieron a Lima para solicitar a los Ministerios de Defensa e Interior y al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas que, por favor, instalen una base militar contrasubversiva en Chungui. Ellos sostienen que una base así sí puede realizar operativos para disminuir la presencia de cargadores y asaltantes. Aún esperan la respuesta.
Daniel Huamán, alcalde de Chungui, recuerda que tuvo que aguardar cuatro años para que se instalara una base policial en su distrito. Espera que esta vez la ayuda llegue antes de que otra persona sea asesinada. Hasta la fecha, diez familias, aparte de la de Fabio Zúñiga, han abandonado Oronccoy, asustadas por las amenazas de muerte. Del mismo modo, ningún profesor de primaria ni algún enfermero se animan a quedarse en este pueblo.
,Los únicos que brindan apoyo son los Médicos Sin Fronteras, que hacen campañas y se quedan 15 días en los pueblos ,expresa Sonia Cletona, de la municipalidad de Chungui.
Mientras tanto, según los pobladores, los cadáveres siguen apareciendo en los alrededores de Oronccoy sin que nadie sepa, a ciencia cierta, de cuántos asesinatos estamos hablando. Denunciar la aparición de un cadáver sería inútil, dicen. De hacerlo, el poblador se expondría a ser fichado de soplón por los cargadores y ser víctima de una represalia.
Los pobladores de Oronccoy han visto más de lo que pueden contar ante una autoridad y por ello sus vidas están en peligro. Treinta años después, la historia se repite. Esta vez el fuego cruzado no viene del Ejército y el terrorismo, sino de narcos y asaltantes.
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Interesante, Así operaban los criminales , Coordinadora Nacional de DDHH, digan con nosotros , nunca mas - 14/05/2011 10:04:04

" Los secuestros del MRTA Prisión y muerte por dinero
Dom, 17/08/2003
Poco menos de cincuenta hombres de negocios fueron plagiados por el MRTA entre 1984 y 1997. Los más afortunados debieron pagar millonarias sumas a cambio de su libertad. Otros perecieron, a manos de sus captores, luego de un inhumano cautiverio en estrechos habitáculos que la organización terrorista bautizó como cárceles del pueblo.
Escribe Luis Navarro.-
Era un hombre de 60 años, nacido en Apurímac, de contextura gruesa y sonrisa fácil, un civil a merced de la insania emerretista desatada con toda su furia en Lima luego de la captura del cabecilla Víctor Polay Campos.
Peter Cárdenas Schulte, ""Alejandro"", el día de su presentación. Informes policiales lo sindican como organizador de la ola de secuestros en Lima.

David Ballón Vera, empresario y representante del Banco Minero, circulaba por la cuadra 5 de la avenida Tomás Marsano cuando fue interceptado por una ambulancia robada y dos falsos patrulleros que escondían a quince emerretistas armados con AKM. Los terroristas redujeron al chofer del empresario y metieron a éste en un Toyota verde, robado. Era la tarde del 11 de setiembre de 1992, un día antes de la detención de Abimael Guzmán Reinoso.
Vendado y herido, Ballón Vera fue llevado a uno de sus estrechos e inhumanos cubículos que el MRTA denominaba ""cárceles del pueblo"". Luego empezó la negociación con los familiares.
Cinco meses después no se había llegado a ningún acuerdo sobre el monto a pagar por el rescate de Ballón Vera. La madrugada del 23 de febrero de 1993, el cuerpo del empresario fue ubicado por la policía en una calle de San Miguel, con dos balazos en la cabeza. Su cuerpo estaba mojado y tenía claras muestras de haber sido torturado. Pesaba cuarenta kilos menos.
Fue el inició de la segunda ola de plagios y crímenes encabezados por el emerretismo en Lima, y que significó el encierro por la fuerza de 12 hombres de negocios en el lapso de diecisiete meses. La misma ola demencial que provocó la muerte de tres de ellos: los empresarios Pedro Miyasato Miyasato y Fernando Manrique Acevedo, ciudadano español, además de David Ballón Vera. Los métodos del MRTA se mostraban en toda su crueldad.
""Buscamos y ubicamos al objetivo en un punto determinado, a partir de ahí estudiamos sus horarios, sus rutas, su constancia, sus medidas de seguridad, su personalidad (Ö) Nos interesa tener en cuenta sus distracciones, amantes, vicios, etc."". Estos extractos forman parte del manual de seguimiento y observación del MRTA incautado por la Dircote en la captura del cabecilla Peter Cárdenas, en 1993, y que puso en evidencia que el grupo subversivo tenía el comportamiento de una banda delincuencial.
En total, según Dincote, el MRTA ejecutó 46 secuestros contra civiles entre 1984 y 1997. El primero de ellos fue José Antonio Onrubia y los últimos, los rehenes de la casa del embajador del Japón.
El más espectacular de los plagios ocurrió el 4 de octubre de 1989, y la víctima era el empresario televisivo Héctor Delgado Parker. Los emerretistas habían establecido, tras meses de reglaje, todos los detalles, movimientos y referencias de las calles aledañas al lugar donde se produjo el asalto, a pocas cuadras del canal 5. Incluso sabían el tipo de armamento necesario para atravesar la carrocería blindada del Mercedes Benz de Delgado, colocada días antes del rapto. El secuestro duró más de seis meses y se especuló que la cifra entregada fue de 400,000 soles.

Asesinatos y lugares de tortura
A partir de la captura de Delgado Parker, el MRTA implantó en Lima las ""cárceles del pueblo"", sórdidos socavones excavados en sótanos de domicilios particulares, en donde los secuestrados eran sometidos a interrogatorios llamados ""juicios populares"". Eran, en la práctica, auténticos centros de tortura física.
Parte de los métodos del MRTA para reducir la moral de los familiares del secuestrado y obtener su botín era mostrar públicamente -mediante fotos enviadas a la prensa- al cautivo delante de su prisión. Esta práctica se hizo extensiva a partir de 1992.
Entre las víctimas del emerretismo estuvieron Raúl Hiraoka Torres, Pedro Miyasato Miyasato, Víctor Macedonio de la Torre y José Antonio Onrubia. En su testimonio de mayo último, Raúl Hiraoka reconoció como sus captores a tres de los emerretistas chilenos: Alejandro Astorga, Lautaro Mellado y María Pincheira. Las investigaciones policiales apuntaron, como cabecillas de los plagios, a Peter Cárdenas y Hugo Avellaneda Valdez.
Más crueles aún que los secuestros fueron las ejecuciones selectivas efectuadas por el MRTA a partir de 1990 y que aceleraron su proceso de degradación. La asimilación de la crueldad senderista terminó de revelarse con el asesinato del general Enrique López Albújar, acribillado de 13 balazos el 9 de enero de dicho año, en San Isidro. Ese día el ex ministro de Defensa no tenía guardia personal.
La ejecución del jefe asháninka Alejandro Calderón, a finales de diciembre de 1989, tras ser secuestrado por los mandos subversivos, provocó un levantamiento campesino que supuso para el MRTA el punto de partida para la pérdida de su bastión principal, en la selva nororiental del país.
En los dos últimos casos descritos, las víctimas no tuvieron la mínima oportunidad de defenderse.



El caso Cuzquén Cabrera

De odios y condenas a muerte
Antes de que empezara 1988, la Dirección Contra el Terrorismo había identificado ya más de 650 acciones del Movimiento Túpac Amaru, incluyendo las de propaganda, colocación de artefactos explosivos, secuestros y desaparición de personas ligadas al movimiento.
La primera muestra de descomposición emerretista se registró en junio de 1987, cuando los hermanos Leoncio César y Augusto Manuel Cuzquén Cabrera desaparecieron en Chiclayo, luego de ser acusados de infidencia por el MRTA. Pero este hecho ocasionaría un crimen más grave aún contra una abogada de 32 años, hermana de los supuestos ejecutados.
Carmen Rosa Cuzquén Cabrera fue asesinada de cinco balazos mientras estaba internada en el Hospital Arzobispo Loayza de Lima la mañana del 1 de junio de 1988. Un comando de aniquilamiento ingresó a las 7:20 am. en el pabellón 2-A de Neurocirugía, cuando la abogada se recuperaba de un atentado reivindicado por el MRTA el 2 de abril del mismo año.
Tres balas en la cabeza, una en el tórax y otra en el muslo acabaron con la vida de Carmen Rosa. El mando emerretista, luego de unas horas, puso en evidencia su responsabilidad: la acusaban de desertora y de ser informante de Dincote.
La Policía nunca pudo establecer si la abogada perteneció al grupo subversivo. Leoncio y Julia, sus padres, negaron cualquier vínculo. Mas en el caso de Leoncio César y Augusto, sus otros hijos, no había dudas sobre la filiación emerretista. Sólo se sabía que Carmen Rosa pertenecía a Pueblo Unido, una agrupación que simpatizaba con la lucha armada. Ella misma, una semana antes de morir, envió una carta a la revista ""Sí"", en la que afirmaba que su único móvil para condenar al MRTA era la desaparición de sus hermanos.
Esta semana, logramos comunicarnos con William, hermano mayor y único sobreviviente de los Cuzquén Cabrera. Sin embargo, no quiso dar su testimonio. ""A raíz de esos sucesos, yo lo he dejado ahí, me reservo el derecho"". Tanto él como sus familiares no han declarado ante la Comisión de la Verdad. Parte de su recelo para hablar tiene que ver, según la familia, con un personaje que estuvo involucrado en los crímenes y que recientemente ha recuperado figuración pública.

Canibalismo y derroche

La fuga del líder emerretista Víctor Polay del penal de Canto Grande, en julio de 1990, marcó el inicio de la etapa más sanguinaria del movimiento terrorista. Fue también la última oportunidad del MRTA para forzar su pase a la legalidad, tal como han reconocido, entre otros integrantes, Rodolfo Klien Samanez.
Entre 1991 y 1992, secuestraron a diecisiete personas y asesinaron a tres de ellas. El dinero de las recompensas empezó a ser despilfarrado en el alquiler de residencias en los distritos pudientes de Lima, en autos y en celebraciones. Las bases de Polay ya no estaban en el Alto Huallaga, sino en San Borja, La Molina, La Capullana y Mayorazgo. El acopio de nuevos miembros terminó con cualquier atisbo de disciplina.
La vendetta empezaba a campear entre los propios mandos y la muerte del ""Comandante Germán"", Francisco Orestes Dávila Torres, en agosto de 1991, fue atribuida a sus compañeros del ""Segundo Grupo de Comando"".
El día 22 de enero de 1992, todo se derrumbó en el frente nororiental con la dimisión de Cístero García Torres, alias ""Comandante Ricardo"". Su salida puso al descubierto la corrupción de la cúpula emerretista, las amenazas y cobro de cupos a los campesinos, y hasta las vinculaciones con el narcotráfico. Tres días después, en Lima, el MRTA asesinó a sangre fría al disidente Andrés Sosa Chanamé, ""Comandante Madero"", a plena luz del día y frente a docenas de testigos, en Villa El Salvador. Según estableció

http://www.larepublica.com.pe/node/139104
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