martes, 5 de enero de 2016

Principales saqueos chilenos en el Perú durante la Guerra del Salitre.- Chile ladrón: El saqueo del Perú durante la Guerra del Salitre (Tercera Parte) y Habrá un “protocolo” para protestas callejeras

Principales saqueos chilenos en el Perú durante la Guerra del Salitre.- Chile ladrón: El saqueo del Perú durante la Guerra del Salitre (Tercera Parte) 2016-01-02 15:48:00

Escribe: César Vásquez Bazán
Doctor en Estudios Internacionales, Universidad de Denver
Economista, Universidad de San Marcos, Lima
Correo electrónico: cesar.vasquez@yahoo.com


CHILE LADRÓN:EL SAQUEO DEL PERÚ DURANTE LA GUERRA DEL SALITRE
Parte I:     La usurpación chilena del territorio peruanoParte II:   Testimonios chilenos e internacionales sobre el saqueo del PerúParte III: Principales saqueos chilenos en el Perú durante la Guerra del Salitre
Parte IV:        Leyes de guerra aceptadas por Chile en 1879


I.   Saqueo de Islay y Mollendo (9 de marzo de 1880 y días siguientes)
Ilustración I-1Coronel Orozimbo Barbosa Puga, jefe de la división chilena que saqueó y destruyó Mollendo en marzo de 1880
Ilustración I-2Sargento mayor Baldomero Dublé Almeida, jefe de estado mayor de la división chilena que destruyó Mollendo en marzo de 1880. Falleció en Santiago el 13 de febrero de 1881, un mes después de ser abaleado por la soldadesca chilena que saqueaba Chorrillos.
El martes 9 de marzo de 1880 una división expedicionaria chilena al mando del  Coronel Orozimbo Barbosa Puga e integrada por los regimientos 3ro. de LíneaNavales Zapadores ocupó sin combatir la ciudad y puerto de Mollendo. Horas antes habían desembarcado en Islay, sin oposición, pueblo al que saquearon.
En Mollendo, a lo largo de cuatro días, el ejército chileno hizo de las suyas. Los soldadsos profanaron e incendiaron la iglesia; dinamitaron e incendiaron la estación del ferrocarril; destruyeron parte de la línea férrea; asaltaron, robaron y prendieron fuego a la Aduana de Mollendo y saquearon la población.
A continuación podrá leer el testimonio de estos desmanes, escrito por autor chileno y publicado en libro chileno. Proviene del presbítero J. Eduardo Fabres, capellán de la expedición enemiga. Fue escrito el 15 de marzo de 1880, a pocos días de las atrocidades de Mollendo, en carta íntima dirigida por dicho presbítero a su madre. La misiva apareció en el Boletín de la Guerra del Pacífico 1879-1881, publicación oficial del Ministerio de Guerra de Chile.
Ilustración I-3Saqueo y destrucción de Mollendo, descritos por el presbítero chileno J. Eduardo Fabres, capellán de la expedición enemiga(Boletín de la Guerra del Pacífico 1879-1881, 634-635)
Lecciones para el Perú del saqueo chileno y destrucción de Mollendo
En primer término, debe señalarse el temor chileno de una posible resistencia peruana ante su llegada. No hubo defensa, simplemente porque el Perú no tenía ejército en la zona. Asimismo, las poblaciones de Islay y Mollendo carecían de la formación militar y del armamento y provisiones que les hubiera permitido enfrentar al enemigo. Ésa fue una de las razones por las que muchos residentes del área decidieron fugar. 
La lección que debe aprender el Perú es que teniendo en la frontera sur a un país acostumbrado a hacer uso de la violencia para entenderse con sus vecinos, es indispensable la puesta en marcha de un servicio militar obligatorio para todos –comenzando con los hijos de los ricos y de las clases dominantes del país– con el fin que la nación esté preparada para cualquier eventualidad.
De ahí la importancia de conocer la verdad silenciada de la Guerra del Salitre y de los faltamientos múltiples que sufrió nuestro país a manos de Chile. Se hace necesario "remover el pasado" –en lo cual disentimos con el maestro Pablo Macera, que es opuesto a dicho sinceramiento– con el fin que los peruanos tomemos conciencia colectiva de lo que fue y sigue siendo nuestro país, una nación burlada por las clases que tradicionalmente "dirigen" nuestros destinos y por naciones que decidieron por voluntad propia convertirse en enemigos del Perú y de los "cholos" peruanos.
II.  Saqueo de Tacna (26 de mayo de 1880 y días siguientes)
Ilustración II-1Batalla del Alto de la Alianza26 de mayo de 1880
Ilustración II-2En Crónica de un Soldado de la Guerra del Pacífico, el chileno Hipólito Gutiérrez escribió que el general Manuel Baquedano había ofrecido a la soldadesca invasora permitir el saqueo de Tacna si se vencía en la batalla del Alto de la Alianza. Las promesas de saqueo efectuadas por el comando chileno fueron comunes durante la Guerra del Salitre para excitar la ambición de la soldadesca invasora antes de las batallas.(Gutiérrez 1956, 56)
El 26 de mayo de 1880, en la meseta del cerro Intiorco en las cercanías de Tacna, tuvo lugar la Batalla del Alto de la Alianza entre los invasores chilenos y las fuerzas aliadas comandadas por el general boliviano Narciso Campero. La victoria correspondió al enemigo chileno.

En lo que se convirtió en procedimiento rutinario de las bestias sureñas al término de los combates, los invasores asesinaron a los heridos peruanos y bolivianos que quedaron en el campo de batalla, robando los efectos de valor que pudieran tener.

Pasadas las cinco de la tarde y tras terminar el repase, los chilenos ingresaron a la ciudad de Tacna. Estaban eufóricos ya que habían recibido la promesa del general Manuel Baquedano que "si ganábamos la acción nos daba saqueo en Tacna" como lo recordó el chileno Hipólito Gutiérrez (1956, 56), en su Crónica de un Soldado de la Guerra del Pacífico. El pillaje duró varios días.

Los textos siguientes de Tomás Caivano, Mariano Felipe Paz Soldán, y del boliviano Eufronio Viscarra proporcionan una descripción aproximada del repase de los heridos aliados tras la batalla, el robo de sus efectos personales, el saqueo y otras atrocidades cometidas por los invasores en la ciudad de Tacna. Los chilenos descerrajaron las puertas de las casas de Tacna y las sometieron al pillaje, violaron a las mujeres, ultimaron a quienes intentaron defenderlas y también a quienes no informaron acerca de la ubicación del dinero y objetos preciosos que se suponía existían al interior de las viviendas. Destruyeron muchas casas y tiendas comerciales tras robar el licor y la comida de alacenas y estanterías. Impusieron multas de dinero a los residentes de Tacna y se apoderaron de alhajas y prendas. Demostraron una especial predilección por el arrebato de relojes.
Ilustración II-3
Robos chilenos en Tacna y la protesta del Cuerpo Consular de la ciudad
(Caivano 1883, 341-345)

Ilustración II-4
Tomás Caivano describe el saqueo chileno de las pulperías de Tacna
(Caivano 1883, 347-348)
Ilustración II-5
Saqueo  y atrocidades chilenas en Tacna
(Paz Soldán 1884, 477)

Ilustración II-6
El saqueo chileno de Tacna en la descripción del boliviano Eufronio Viscarra(Viscarra 1885, 32-33)

III.   Saqueo de Arica (7 de junio de 1880 y días siguientes)
Ilustración III-1
Iglesia de San Marcos en la ciudad de Arica, Perú, años después de la guerraLos genocidas chilenos ejecutaron a cientos de peruanos en la Iglesia, las graderías y la plaza y luego saquearon la población.
Ilustración III-2
Iglesia de San Marcos y vecindario de Arica en junio de 1880, antes del enfrentamiento entre peruanos e invasores

La tarde del lunes 7 de junio de 1880, ocho horas después de terminada la batalla en el Morro, el ejército chileno ingresó a la ciudad peruana de Arica. Luego de servirse el rancho, los genocidas del sur se dedicaron a recorrer las calles, saqueando las tiendas comerciales, descerrajando  a tiros las puertas de las residencias, robando todo lo que de valor se encontraba en unas y otras, y entregando a las llamas dos terceras partes del área conocida como Pueblo Nuevo, en los barrios altos de la ciudad. El pillaje chileno duró varios días (Vargas 1921, 227). 
La recopilación siguiente proporciona una descripción sucinta del pillaje chileno de la heroica ciudad de Arica.


Ilustración III-3
Gerardo Vargas Hurtado, en su obra de 1921 La batalla de Arica: 7 de junio de 1880, describió el pillaje chileno de la heroica ciudad peruana
(Vargas 1921, 265-266)


Ilustración III-4
La Opinión Nacional de Lima informó el 9 de junio de 1880 sobre el saqueo e incendio de Arica.
(Vargas 1921, 266)



Ilustración III-5
La soldadesca chilena profanó las iglesias de Arica en busca de objetos de valor(Vargas 1921, 230-231)
Ilustración III-6
La Iglesia de San Marcos de Arica fue saqueada por la soldadesca chilena.(Vargas 1921, 227)
Ilustración III-7
El embajador de Estados Unidos en el Perú y el cónsul en Arica informaron sobre las tropelías chilenas en Arica. Los oficiales peruanos muertos en el campo de batalla fueron desnudados y robados por la soldadesca chilena, la que también saqueó diversos consulados.(Vargas 1921, 228)
Ilustración III-8
El embajador de Estados Unidos en el Perú informó sobre el saqueo chileno del consulado inglés en Arica.(Vargas 1921, 228-229)

Ilustración III-9
Los objetos saqueados de Arica fueron embalados y enviados a Chile
(Seoane 1885, 250)




Ilustración III-10
El saqueo chileno de Arica en la descripción de Tomás Caivano
(Caivano 1883, 355-356)


Ilustración III-11
El saqueo chileno de Arica en la descripción de Mariano Paz Soldán, citada por el boliviano Eufronio Viscarra
(Viscarra 1885, 44)
IV.  Saqueo del norte del Perú (septiembre - octubre de 1880)
Entre septiembre y octubre de 1880, el ejército de Chile efectuó una serie de saqueos en ciudades del norte del Perú como Chiclayo, Monsefú y San Pedro. El pillaje está documentado por la Relación del contenido de los cajones con objetos tomados al enemigo, de que se ha hecho cargo el contador del trasporte nacional Itata. La citada Relación, fechada 30 de octubre de 1880, está firmada por Daniel Carrasco Albano, secretario general del Contralmirante Lynch. Los efectos fueron recibidos por J. R. Lira, contador del transporte chileno Itata.

Puede comprobarse los asaltos perpetrados por el ejército de Chile contra los ciudadanos peruanos. Los  chilenos robaron joyas de oro con perlas y diamantes, relojes, cadenas y anillos de oro con brillantes, rubíes y piedras preciosas, kilos de oro y plata para fundir... Por supuesto, los efectos incluidos en el documento son sólo algunos de los que se remitieron al Gobierno de Chile como participación en el saqueo del Perú. No figuran en la Relación los objetos valiosos que no fueron enviados a Santiago por constituir botín personal de Lynch, de sus oficiales y sus soldados.


Ilustración IV-1Relación de algunos robos chilenos en el norte del Perú en 1880(Boletín de la Guerra del Pacífico 1879-1881,  869)
V.  Saqueo de Chorrillos, Barranco y Miraflores (13 de enero de 1881 y días siguientes)

Ilustración V-1Escena del saqueo de Chorrillos ejecutado por el ejército de Chile
1.  Descripción del Coronel del Ejército Peruano Miguel Valle Riestra

La siguiente es una descripción del saqueo y vejámenes perpetrados por las fuerzas armadas chilenas en la villa de Chorrillos a partir del 13 de enero de 1881. Forma parte del artículo ¿Cómo fue aquello? 13 de enero de 1881 escrito por el Coronel del Ejército Peruano Miguel Valle Riestra:
"Al comenzar estas líneas me encuentro tentado en poner punto final a mi trabajo. Lo que voy a narrar, es una lección para la nación chilena, y la grave falta que sus soldados cometieron, conviene se recuerde...
Pero no hay que temer que el roto sea disciplinado cuando se les presente ocasiones iguales; y hoy más que ellos conocen sus fuerzas y saben cuando deben de imponerse a sus futres.
Por otra parte, mi rencor contra el invasor, me incita a referir las espantosas escenas del incendio de Chorrillos, del saqueo y de los asesinatos que se realizaron en esa villa. Hay que recordar la historia vergonzosa de la crápula del ejército chileno en aquel memorable día; hay que mostrar el lodo de aquel ejército, que siendo vencedor quedó vencido durante veinticuatro horas, porque sus vicios lo cegaron, y si no fueron exterminados, fue debido a que en las líneas peruanas no hubo una cabeza aunque sobraron corazones.
Dispersa en las calles de Chorrillos, la soldadesca chilena asaltó las pulperías y despacho de licores entre el diluvio de balas que se cruzaban en todas direcciones. Las pipas de vinos eran desfondadas a culatazos; los piscos rotos a balazos; las botellas descogolladas al golpe seco del corvo, tinto en sangre enemiga... y amiga; y pocos minutos después catorce mil chilenos estaban borrachos en las calles del Versalles peruano, siendo la oficialidad impotente para contener el desborde, que, repito, era más espantoso que una derrota. En esta, la mancomunidad de la desgracia y de los peligros une a los hombres, pero lo que pasaba en Chorrillos, había relajado, olvidado y atropellado toda subordinación. El delirium tremens dominó al ejército invasor por completo.
Muertos, fusilados y asesinados los cholos peruanos, el instinto sanguinario de los rotos buscó nuevas víctimas, y los extranjeros, principalmente los italianos, fueron exterminados. Muchos de estos habían quedado en Chorrillos guardando sus intereses, pero todos fueron fusilados. ¿Cómo comenzaron tales asesinatos con personas que no habían tomado la menor parte en el combate?
En la calle del Tren, un despacho fue asaltado y los chilenos trataron de insultar a la esposa del italiano que custodiaba el negocio. Éste se interpuso como era su deber y la quiso arrancar del poder de los soldados, pero hicieron fuego sobre aquel infeliz y una bala puso fin a sus días. ¿Qué fue de la infeliz mujer? Hay cosas que dan asco referirlas. Insultada, maltratada, disputada a golpes, dejó de existir; ¡y su cadáver seguía siendo profanado por aquellas bestias del instinto!
Las pocas mujeres que quedaron en Chorrillos, fueron víctimas de los más inicuos crímenes, y esto a la luz del día, sin el menor recato, en plena vía pública. Y cuando la bestia dominaba al hombre en aquellas fieras armadas, las balas de sus rifles atravesando al rival y a la mujer disputada, les daba campo para arrojar a un lado el cadáver del primero y profanar el de la segunda.
Un italiano entre otros muchos, fue hecho prisionero, si se puede, en este caso, emplear la palabra. El pobre hombre lleno de miedo les halagaba su amor propio temeroso de que hicieran con él lo que habían hecho con sus paisanos. Era el desgraciado la befa de los guardianes. Uno le daba un golpe con la culata del rifle.
– "Ande niño no má pa que coma pronto macarroni", le decían.
Otro con la bayoneta lo iba punzando, y por último, el que estaba a su espalda se lanzó contra el infeliz y rodeándolo con los brazos por la cintura, le introdujo en el estómago un corvo vaciándole el vientre.

Un grito italiano y las carcajadas de los rotos se escucharon. Éstas hicieron grato espectáculo de tan espantoso hecho.

– "¡Guatita con porotos niños!", decían en su sanguinaria burla.

El doctor MacLean, médico inglés y padre de una numerosa familia, nacida en Tacna, vivía en Chorrillos, en un rancho en la calle de Lima. La casa tenía una inmensa bandera inglesa, sobre la puerta, el escudo de aquella nación y en el muro, en una plancha de zinc, con los colores ingleses, se leía, Propiedad Inglesa.

Este rancho, verdadero palacio, fue invadido por los chilenos. El respetable anciano se creía seguro bajo su bandera patria y protestó, pero fue insultado, golpeado, mientras los rotos se lanzaron al saqueo de despensa y muebles.

– "¡Mire padre eterno, le decían aludiendo a su blanca y poblada barba, nos ice donde están las chauchas porque si no lo fusilamos en seguidita no mai!"

El doctor MacLean trató de salir llegando a conseguirlo hasta la reja de hierro, pero allí lo alcanzó un disparo que instantáneamente lo mató. Pocos minutos después ardía el rancho, regado por completo de kerosene.
La crápula, a las cinco de la tarde, hacía, entre los invasores, sus terribles efectos.
Los niños estaban de remolienda, como ellos decían. Entre los muertos y heridos rodaban los borrachos, con esa... embrutecida y sanguinaria del chileno. Los gemidos y gritos pidiendo socorro de los heridos, se mezclaban con las blasfemias y cantos obscenos de los borrachos. Las coplas de la monótona chilena, se escuchaban al mismo tiempo que las oraciones de los moribundos.
Y la remolienda seguía in crescendo; ya no existía disciplina; ya no se conocían ni entre ellos. Una botella para vaciarla, una mujer, viva o muerta, una lata de kerosene para incendiar los palacios de Chorrillos, eran disputados a bala o a corvo.
No se cansaban de matar, cuando ya no había cholos peruanos, ni bachiches, ni gringos, se mataban entre sí, se quemaban como ratas.
El rancho, o mejor dicho el palacio que, en la calle del Tren, posee la familia Pflücker fue el teatro de espantosas escenas. Algo muy codiciable debieron encontrar ahí los rotos puesto que, como fieras, se disputaron el botín. Se dividieron en dos bandas y la más numerosa arrojó afuera a la menor. Pero ésta buscó refuerzo, y ya fuerte, atacó la casa, trabándose un serio combate entre chilenos; pero viendo los asaltantes que sus paisanos no cedían, resolvieron incendiar el rancho, y así se realizó, puesto que en pocos instantes las llamas rodearon a los que estaban dentro.
Trataron éstos de salir, pero se les recibió a balazos, se les cazaba, apenas asomaban la cabeza.
Un jefe chileno, un sargento mayor [Baldomero Dublé Almeida], llegó a tales momentos y al presenciar lo que pasaba creyó que sus soldados sufrían un error. No comprendía que entre chilenos se matasen.
– "Niños, les gritó, lanzando su caballo entre los asaltantes, miren que los de la casa son chilenos. No hagan fuego, déjenlos salir".
– "Mi jiefe, le contestó uno, déjenos no má que pa eso somos tantos".
El mayor chileno dio órdenes de suspender los fuegos.
– "Mire, señor patroncito, váyase no má" – le repusieron en son de amenaza.
Pero el jefe chileno quería imponerse y llevar al orden a sus soldados. Estos montaron en cólera.
– "Mire el futre, le dijeron, ya pué abrirse a lo largo".
Y lanzando una palabra peculiar del chileno, uno de ellos hizo fuego sobre el sargento mayor, matándolo en el acto.
Los de la casa fueron todos quemados vivos. Eran chilenos contra chilenos.
¿Para qué seguir relatando más? Cansa el espíritu, lo enferma el recuerdo de tales hechos.
El desorden de los chilenos intimidó a generales, a los jefes y oficiales. Se vieron impotentes para tal desmoralización, se encontraron amenazados de muerte por su mismo ejército.
El jefe u oficial que intentara contener a sus soldados, era victimado sin compasión. Había que dejarles que incendiaran el último rancho, que se consumiera la última botella de licor.
La Reserva que fuera de Chorrillos tenían los chilenos, también se desbandaba. No podían los rotos permanecer arma al brazo cuando tan cerca tenían la remolienda, es decir, el saqueo, el incendio y el licor. Los centinelas abandonaban sus puestos.
El ejército chileno no existía. Era una manada de fieras embrutecidas que rodaban por el suelo como odres llenos de alcohol.
Por la noche, las llamas subían al cielo, rugían, lo devoraban todo. La gran hoguera alumbraba las más espantosas escenas que recuerda la historia de América.
Y allá, en Miraflores, doce mil hombres armados, valientes y resueltos, esperando una orden, animados del deseo de combatir, enfurecidos con el espectáculo del mundo de ese Chorrillos que tanto amaban, en donde se habían anidado sus ilusiones de juventud, de amor y de sueños de gloria.

Allá en ese Miraflores, doce mil hombres que amaban a la Patria, que tenían a sus espaldas, hogares que defender, afecciones sagradas que salvar; doce mil hombres que lanzadas sobre Chorrillos no hubieran tenido que hacer otra cosa que aplastar con las culatas de sus rifles los cráneos de veinte mil borrachos..."

2.  Descripción del corresponsal peruano Julio Octavio Reyes
Julio Octavio Reyes fue el corresponsal del Diario de la Campaña último diario peruano publicado en Lima, tras la batalla de San Juan y un día antes de la batalla de Miraflores. Sobre el saqueo perpetrado en Chorrillos por el ejército de Chile Reyes escribió:

"La guerra que nos hacen hoy los chilenos es la misma que nos han hecho siempre. Ayer, poco después de haber ocupado Chorrillos, saquearon los pocos establecimientos al por menor que allí existían, especialmente las pulperías y chinganas. Los soldados se embriagaron y cometieron las iniquidades de siempre, de tal modo, que hasta sus mismos jefes se avergonzaban de los hechos. Poco después de las tres de la tarde principiaron a saquear los ranchos y en seguida a incendiarlos. Los de los señores Tenderini, Canevaro, General Pezet, fueron los primeros que desaparecieron"...
"En Chorrillos y como cicerones para dirigir los incendios, se encuentran los señores Godoy (explenipotenciario de Chile en Lima) y Rivadeneyra, que desempeñó el consulado general de la misma república. Ambos personajes son ya harto conocidos del país. Estos caballeros recorren las calles examinando las placas que tienen los ranchos y son por decirlo así, los instigadores"...
"Los chilenos, al tomar a nuestros prisioneros, les arrebataron los relojes, dinero, y cuanto tenían de valor. Lo primero que hacían era quitarles las botas".

Ilustración V-2Diario de la Campaña, Lima, viernes 14 de enero de 1881(Ahumada 1982, V: 98)
3.  Descripción de La Nueva Revista de Buenos Aires
El siguiente testimonio del saqueo y destrucción de Chorrillos, Barranco y Miraflores forma parte del artículo "Chile y el Derecho Internacional", escrito por Ramón Pío Lanzadas en Lima, en noviembre de 1881. Fue publicado en La Nueva Revista de Buenos Aires.
Ilustración V-3Saqueo de Chorrillos, Barranco y Miraflores(Lanzadas 1881, 342-343)
VI.  Saqueo de Ancón (23 de enero de 1881)
El domingo 23 de enero de 1881, destacamentos del batallón invasor Navales ocuparon Ancón y procedieron al saqueo y destrucción de propiedad del vecindario.
Ilustración VI-1Estación del tren en el balneario de Ancón
Ilustración VI-2
El ejército chileno saqueó Ancón el domingo 23 de enero de 1881(Seoane 1885, 78)


Ilustración VI-3
Reclamo del italiano Luis Marcone contra el Gobierno de Chile por el saqueo y destrucción del mobiliario de sus cinco ranchos en Ancón el 23 de enero de 1881
(Tribunal Arbitral Ítalo-Chileno 1891, 144)


VII.  Saqueo de la Escuela de Artes y Oficios, la Factoría de Bellavista, la Maestranza de Guías y la Fábrica de Pólvora (enero - febrero de 1881)
El teniente coronel chileno Federico Stuven informó sobre los robos a la Escuela de Artes y Oficios, la Factoría de Bellavista, la Maestranza de Guías y la Fábrica de Pólvora. Stuven reconoció el perfecto estado de las maquinarias y de los modelos sustraídos por el Batallón Victoria, que fue puesto bajo su mando para la ocasión. Indicó que la mayor parte de lo robado fue encajonado y estaba listo para ser embarcado con rumbo a Chile (Ahumada 1982, 234).
Ilustración VII-1Escuela de Artes y Oficios de Lima. Fue saqueada por el ejército chileno en enero y febrero de 1881. 
Ilustración VII-2Fábrica de Pólvora de Lima
Ilustración VII-3Informe del teniente coronel chileno Federico Stuven sobre los robos de la Escuela de Artes y Oficios, la Factoría de Bellavista, la Maestranza de Guías y la Fábrica de Pólvora (Ahumada 1982, V: 234)
Ilustración VII-4
Párrafos de la Memoria 1880-1881 del Intendente General del Ejército y Armada de Chile en campaña, Vicente Dávila Larraín, en que se informa sobre el robo de la Escuela de Artes y Oficios, la Factoría de Bellavista, la Fábrica de Pólvora y los instrumentos del Observatorio Astronómico de Lima.(Ahumada 1982, V: 393)
VIII.  Saqueo de la Biblioteca Nacional del Perú (febrero de 1881)


Ilustración VIII-1Sala de Lectura de la Biblioteca Nacional del PerúDesde febrero de 1881 la Biblioteca fue saqueada por el ejército chileno,
1.  Descripción de Ricardo Palma

Ilustración VIII-2Don Ricardo Palma
Lima, 4 de marzo de 1881. Desde el 24 de febrero [de 1881] ha principiado en alta escala el [saqueo] de las oficinas y establecimientos públicos. Hasta esa fecha sólo nos habían despojado de las maquinarias de moneda, pól­vora, maestranza y factorías. Hace diez días que el saqueo se ha he­cho extensivo a los museos Raimondi y Anatómico de la Escuela de Medicina, instrumentos de la Escuela de Minas, Biblioteca de la Uni­versidad y Biblioteca Pública, sin que esos caballeros que diz que van a ser gobierno [el gobierno de García Calderón] hayan dado el menor paso para contener tamaño vandalaje. Los muebles de las oficinas de Palacio [de Gobierno] desaparecen y los ar­chivos de [los ministerios de] Relaciones Exteriores y Hacienda se encajonan para ser tras­portados a Chile. Últimamente han encontrado algunos de los documentos relativos al vaporcito Charrúa. Llámame la atención que gran parte de la correspondencia particular de usted [don Nicolás de Piérola] haya caído en poder de los chilenos (Palma 1979, 27).

Lima, 5 de agosto de 1908. El humo de la batalla de San Juan y Miraflores se había ya disipado, y hacía mes y medio que el afortunado vencedor se enseñoreaba en la capital de la república. Nada hacía recelar un ataque a nuestros centros de ilustración. Desgraciadamente, al regresar a Chile los principales jefes del ejército de ocupación, quedó Lima bajo el mando del general don Pedro Lagos, el que, en los primeros días de marzo [de 1881], cometió el crimen de lesa civilización de considerar los libros como botín de guerra, destruyendo la obra del genio progresista y civilizador de San Martín. Los salones donde vagan las venerandas sombras los bibliotecarios  Arce, Paredes, Dávila Condemarín, Pastor y Vigil, sirvieron durante varios meses de cuadra para uno de los batallones, y los volúmenes que no fueron enviados a Santiago se vendieron a vil precio en las bodegas (Palma 1908, 778-779).
Lima, 5 de abril de 1881. Me honró usted [don Nicolás de Piérola] con el cargo de subdirector de la Biblioteca [Nacional], y cúmpleme en darle cuenta de lo que he hecho para impedir que se llevase a cabo el saqueo de tan importante establecimiento. Desde fines de febrero [de 1881] corrió el rumor de que los chilenos pensaban tras­portar a Santiago la Biblioteca y el Archivo Nacional. Me dirigí al alcalde [Rufino] Torrico, y este caballero me contestó que no encontraba la manera de impedir el atentado. Toqué con el ministro francés, éste dio algunos pasos cerca de las autoridades chilenas y, al cabo, me dijo que sus esfuerzos habían sido estériles. El coronel [Pedro] Lagos se constituyó un día en la Biblioteca, pidió a [su director, Manuel de] Odriozola las llaves, y desde ese día se principió a encajonar libros, tarea que hasta hoy continúa. Más de la tercera parte de las obras están ya fuera del establecimiento. Me entendí con el ministro norteamericano y conseguí que admitiera la protesta que en copia acompaño. Odriozola no tuvo incon­veniente para firmarla. Quise que igual protesta formulara el señor [Manuel María] Bravo, director del Archivo Nacional, pero Bravo se negó, alegando que tal conducta lo indispondría con García Calderón, a quien aceptaba él como gobierno y en cuyo conocimiento había ya puesto el saqueo del Archivo. Don Sebastián Lorente convino conmigo en protestar también an­te el ministro americano por las expoliaciones de la universidad, y en­tiendo que ha cumplido su promesa. Si lo creyese usted [don Nicolás de Piérola] conveniente puede hacer publicar la protesta en el Boletín de Junín (Palma 1979, 32-33).

Lima, 5 de agosto de 1908. Mi ínclito amigo y antecesor en el cargo de bibliotecario [don Manuel de Odriozola] se vio obligado a asilarse en una legación [de Estados Unidos] por que, septuagenario ya, tuvo la energía patriótica y el valor moral de suscribir la siguiente protesta, que es como una lápida honrosa puesta sobre la Biblioteca que fundara San Martín. Copia de la protesta se remitió al gobierno [de don Nicolás de Piérola] que residía en Ayacucho, el cual la hizo publicar en el periódico oficial. El general Lynch, que funcionaba en Lima como autoridad superior, ordenó capturar al señor de Odriozola, quien logró asilarse en la legación norteamericana, siendo yo puesto preso, por doce días, abordo de un trasporte chileno, debiendo la libertad a gestión bondadosa de mis amigos el literato, monsieur De Vorges, ministro de Francia, y señor Mello de Albin, ministro del Brasil. El historiador inglés Clemente Markham, en su libro sobre el Perú, impreso en Londres en 1891, ha reproducido este documento (Palma 1908, 779).
Ilustración VIII-3
Carta de protesta por el saqueo chileno de la Biblioteca Nacional del PerúRedactada por el subdirector de la Biblioteca, Ricardo Palma, y firmada por el director Manuel de Odriozola
(Palma 1979, 30-31)
Lima, 10 de marzo de 1881
Al Excmo. Señor Christiancy, ministro de Estados Unidos en el Perú.
El infrascrito director de la Biblioteca Nacional del Perú, tiene el honor de dirigirse a V. E. pidiéndole haga llegar a conocimiento de su gobierno la noticia del crimen de lesa civilización cometido por la autoridad chilena en Lima. Apropiarse de bibliotecas, archivos, gabinetes de física o anatómicos, obras de arte, instrumentos o aparatos científicos y de todo aquello que es indispensable para el progreso intelectual, es revestir la guerra con carácter de barbarie ajeno a las luces del siglo, a las prácticas del beligerante honrado y a los principios universalmente acatados del derecho.
La Biblioteca de Lima fue fundada en 1822, pocos meses después de proclamada la independencia del Perú, y se la consideró por los hombres de letras y viajeros ilustres que la han visitado como la primera entre las bibliotecas de la América Latina. Enriquecida por la protección de los gobiernos y por obsequios de los particulares, conta­ba a fines de 1880 muy cerca de cincuenta mil volúmenes impresos y más de ochocientos manuscritos, verdaderas joyas bibliográficas, en­tre las que no escaseaban incunables o libros impresos durante el primer medio siglo posterior al descubrimiento de la imprenta y que, como V. E. sabe, son de inestimable valor; obras rarísimas hoy, esencialmente en los ramos de la historia y literatura; las curiosísimas pro­ducciones de casi todos los cronistas de la América española; y los libros regalados por los gobiernos extranjeros, entre los que figuraba el de V. E. con no despreciable contingente. Tal era, señor ministro, la biblioteca de Lima, biblioteca de que con justicia estábamos or­gullosos los hijos del Perú.
Rendida la capital el 17 de enero [de 1881] a las fuerzas chilenas, tras­currió más de un mes respetando el invasor los establecimientos de instrucción. Nadie podía recelar, sin inferir gratuito agravio al gobierno de Chile, gobierno que decanta civilización y cultura, que para él serían considerados como botín de guerra los útiles de la Universidad, el gabinete anatómico de la Escuela de Medicina, los instrumentos de las Escuelas de Artes y de Minas, los códices del Archivo Nacional, ni los objetos pertenecientes a otras instituciones de carácter puramen­te científico, literario o artístico.
El 26 de febrero [de 1881] se me exigió la entrega de las llaves de la Bi­blioteca, dándose principio al más escandaloso y arbitrario despojo. Los libros son llevados en carretas, y entiendo que se les embarca con destino a Santiago. La Biblioteca, para decirlo todo, ha sido en­trada a saco, como si los libros representaran material de guerra.
Al dirigirme a V. E. hágolo para que ante su ilustrado gobierno, ante América y ante la humanidad entera, conste la protesta que, en nombre de la civilización, de la moral y del derecho, formulo.
Con sentimientos de alta consideración y respeto tengo el honor de ofrecerme de V. E. muy atento seguro servidor.
                                                                                        Manuel de Odriozola
2.  Informe de Isaac P. Christiancy, Embajador de EE.UU. en Perú

El Embajador de EE.UU. en el Perú, Isaac P. Christiancy, informó a James Blaine, Secretario de Estado de EE.UU., sobre el saqueo de la Biblioteca Nacional del Perú (United States Department of State 1882b, 886).

Ilustración VIII-4Despacho de Isaac P. Christiancy, Embajador de EE.UU. en el Perú, a James Blaine, Secretario de Estado de EE.UU., en el que da cuenta del saqueo de la Biblioteca Nacional del Perú(United States Department of State 1882b, 886)
3.  El Informe Domeyko (3 de agosto de 1881)

El 3 de agosto de 1881, el rector de la Universidad de Chile, el sabio Ignacio Domeyko, envió al Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública de Chile, Manuel García de la Huerta, un informe de título bastante explícito: "Objetos científicos extraídos del Perú y su destino". El reporte está fechado en Santiago y apareció en el Diario Oficial de la República de Chile los días 22, 23 y 24 de agosto de 1881 (Año V, números 1,315-1,317). El Informe –al que denominaremos Informe Domeyko– también apareció en los Anales de la Universidad de Chile del año 1881.

El Informe Domeyko da cuenta del cumplimiento de la tarea que encargó el gobierno chileno a una comisión –que también integró Luis Zegers–, responsable de organizar, clasificar y sugerir destinos para los objetos científicos y libros sustraídos del Perú.
En el documento oficial de los comisionados del gobierno chileno, Domeyko expresó con claridad que al evaluar y clasificar los objetos científicos estaba cumpliendo con la orden del Ministerio de Instrucción Pública de Chile, la que a su vez ponía en práctica lo dispuesto en el decreto supremo del gobierno chileno de fecha 22 de marzo de 1881 (Universidad de Chile agosto de 1881, 433).
En el documento, el rector de la Universidad de Chile da cuenta de haber recibido la remisión de los objetos "extraídos del Perú", enviados por el gobierno chileno, en tres lotes: el primero, de 74 cajones, recibido el 13 de junio de 1881; el segundo, de 80 cajones, recibido el 21 de junio de 1881; y el tercero, de 29 cajones, recibido el 19 de julio de 1881.
Entre los objetos a los que tuvo acceso Domeyko y que fueron recibidos por la Universidad de Chile puede mencionarse:
– Instrumentos y aparatos para la enseñanza de la Física y de la Química.– Una colección de muestras para la Química Orgánica y Farmacia.
– Preparaciones anatómicas.
– Objetos de historia natural.
– Una colección geológica de rocas.
– Muestras mineralógicas.
– Instrumentos astronómicos.
– Libros que sumaron más de diez mil volúmenes, muchos de ellos publicados en el siglo XVI y XVII, incluyendo múltiples joyas bibliográficas universales.

Estos libros fueron clasificados en grupos y revisados por especialistas y personal de confianza: las obras de historia, literatura y estadística fueron evaluadas y catalogadas por el historiador chileno Diego Barros Arana; las obras de ciencias físicas, matemáticas, de historia natural y de medicina también fueron examinadas por el historiador Barros Arana; las obras de jurisprudencia, fueron revisadas y catalogadas por el abogado Enrique Cueto; las obras de teología y ciencias sagradas fueron revisadas y clasificadas por el Obispo de Martyrópolis y el presbítero Cruz.
0000000
Conclusiones de la lectura del Informe Domeyko
1. El Informe Domeyko constituye una prueba oficial fehaciente, proveniente de una fuente oficial como la Universidad de Chile, que Chile robó del Perú "una multitud de objetos" científicos (Universidad de Chile agosto de 1881, 434) y un "crecido número de obras" –más de diez mil volúmenes (Universidad de Chile agosto de 1881, 435)– que fueron remitidas por orden del gobierno chileno a la Universidad de Chile para su examen, clasificación, catalogación y disposición. El patrimonio cultural del Perú fue "extraído" de nuestro país por la Intendencia General del ejército chileno.
2. Parte de lo robado al Perú se perdió por el deficiente embalaje. Domeyko se queja de esta falla que originó la rotura, el maltrato y la pérdida de valor de múltiples objetos robados.
3. El Informe Domeyko deja en claro que en el saqueo del patrimonio peruano tiene principal responsabilidad el gobierno, el ejército y la marina de Chile. Sin embargo, no se quedan atrás otras instituciones, personalidades y ciudadanos de ese país. Domeyko menciona al coronel Pedro Lagos Marchant que, desde Lima, ya tenía destinadas las muestras mineralógicas para ser entregadas al Liceo de Valparaíso. El Intendente de Valparaíso reclama por las citadas muestras y Domeyko lo autoriza a "guardarlas". El historiador chileno Diego Barros Arana –autor de una Historia [oficial chilena] de la Guerra del Pacífico aparece examinando y catalogando las "obras históricas, literarias y de ciencias" que fueron "extraídas" del Perú. El Informe Domeyko precisa que Barros Arana "con suma prolijidad y esmero consagró muchos días al examen de las obras históricas, literarias y de ciencias, recorriéndolas una a una y fijándose en la edición y méritos de ellas" (Universidad de Chile agosto de 1881, 435). a l igual que un obispo y un cura católicos que para la ocasión se olvidaron de cumplir con el mandamiento "no robarás". El jefe de la estación del ferrocarril de Valparaíso también participa del robo y se responsabiliza del transporte de los equipos astronómicos desde ese puerto hasta Santiago. El propio Domeyko, rector de la Universidad de Chile, y probablemente el científico de mayor prestigio en el país del sur en 1881, interviene en la operación, evalúa diversos materiales y sugiere destinos para lo robado al Perú. Sensiblemente, Domeyko no tuvo el valor de negarse a la organización del usufructo de lo robado, al efectuar recomendaciones sobre la asignación a distintas instituciones educativas de Chile de lo saqueado en nuestro país. Lo mismo puede decirse de otros altos funcionarios y personal de confianza de la Universidad de Chile.
4. Domeyko sabía lo que estaba haciendo y conocía los orígenes de los libros que bajo su cuidado, todos ellos portadores del sello de la Biblioteca Nacional del Perú. Por eso menciona que las operaciones de revisión y catalogación de los libros se hicieron "en la misma rotunda del palacio universitario" y "con las puertas cerradas, con la ayuda de un solo empleado exprofeso y ocupando solamente sirvientes de la sección universitaria" (Universidad de Chile agosto de 1881, 435). Sin duda, Domeyko tiene problemas de conciencia porque sabe que está participando en el saqueo cometido en el Perú. La misma preocupación deberían tener los chilenos que, desde 1881, no han levantado una voz crítica frente a los robos cometidos por su país en el Perú.

Ilustración VIII-5El Informe Domeyko sobre el saqueo de libros y objetos científicos del Perú(Universidad de Chile agosto de 1881, 433-437)
4.  Distribución del saqueo

El principal pero no único beneficiario de los libros, equipos y material educativo robados del Perú por el ejército de Chile, en 1881, fue la Biblioteca Nacional de Chile. Adicionalmente, hubieron otras siete instituciones chilenas que se apropiaran de lo saqueado en el Perú. El Gobierno de Chile, a través de su ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Manuel García de la Huerta, dispuso que las siguientes instituciones deberían ser las beneficiarias de los libros y objetos robados de la Biblioteca Nacional, la Universidad de San Marcos y otras instituciones educativas del Perú:
1.  Los instrumentos y aparatos de física y química, al laboratorio de física de la Universidad [de Chile] y al del Instituto Nacional [de Chile];
2.  Las preparaciones y útiles anatómicos, al museo anatómico de la Universidad [de Chile];
3.  Los objetos de historia natural y los libros sobre este ramo de la ciencia, al Museo Nacional [de Chile];
4.  Los libros sobre viajes, a la Oficina Hidrográfica [de Chile];
5.  Las obras de meteorología y de física especiales, a la Oficina Meteorológica [de Chile] y a la biblioteca de física del laboratorio de la Universidad [de Chile]; y
6.  Todos los libros restantes, incluso los de teología, a la Biblioteca Nacional de Chile.
El oficio de distribución del ministro chileno García de la Huerta está fechado en Santiago el 11 de agosto de 1881 y fue publicado en la edición del Diario Oficial de Chile del 24 de agosto de 1881 (Año V, número 1,317, página 1352). Está dirigido a Ignacio Domeyko y Luis Zegers, quienes estuvieron encargados de clasificar los libros y materiales robados del Perú.

Ilustración VIII-6Ministro chileno de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Manuel García de la Huerta
Ilustración VIII-7Oficio del ministro chileno de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Manuel García de la Huerta, en el que se efectúa la distribución de lo robado por el ejército de Chile en la Biblioteca Nacional y otras instituciones educativas del Perú
(Diario Oficial de Chile, 24 de agosto de 1881, Año V, número 1,317, página 1352)
5.  Reconocimiento del saqueo por Domingo Santa María, Presidente de Chile

El presidente de Chile, Domingo Santa María, en carta a don Ricardo Palma, reconoció el hurto de los libros de la Biblioteca Nacional del Perú por parte de las fuerzas chilenas de ocupación. La misiva fue escrita en Valparaíso y está fechada el 14 de marzo de 1884. En ella, el presidente chileno atribuyó la ratería a "un momento de ardor bélico" (Paz Soldán 1884, 746).

Ilustración VIII-8
Carta del presidente de Chile, Domingo Santa María, a don Ricardo Palma, reconociendo el hurto de los libros de la Biblioteca Nacional del Perú por parte las fuerzas chilenas de ocupación
(Paz Soldán 1884, 746)
El texto de la comunicación del mandatario chileno a nuestro bibliotecario y tradicionista permite obtener las siguientes conclusiones:
1.  Cuando a los chilenos les entra "ardor bélico" se dedican al saqueo, por ejemplo, al robo de libros.
2.  El producto del "ardor bélico" sureño, como por arte de gracia, llega a bibliotecas chilenas, en las cuales los libros robados son apropiados y catalogados.
3.  Es muy difícil para Chile devolver los libros robados con "ardor bélico" porque las bibliotecas que se adueñaron indebidamente de ellos pueden "desarmarse", es decir quedarse sin ejemplares.
4.  Debido a que el grado de corrupción en las aduanas chilenas es elevado, parte de los libros robados del Perú "se han perdido" en el tránsito de aduana a aduana.
5.  De igual manera, debido al alto grado de descomposición del aparato gubernamental chileno, otra parte de los libros robados del Perú "se ha perdido" en el tránsito de oficina en oficina.
6.  Afortunadamente, el presidente Santa María pudo devolver unos cuantos de los cincuenta mil volúmenes saqueados de la Biblioteca Nacional del Perú debido a que entre 1881 y 1884, en vez de dedicarse a leer libros, muchos chilenos se ocupaban en matar peruanos.
7.  Si los invasores chilenos no hubieran hecho "caricias a las armas", entonces hubieran podido dedicarse a leer libros en las bibliotecas de su

Habrá un "protocolo" para protestas callejeras 2015-12-18 22:01:00

Política Corresponsalía y Agencia DyN Buenos Aires. El Gobierno nacional trabaja junto con la Justicia "en un protocolo de protesta social", para procurar que los reclamos en la vía pública sean "previsibles" y no afecten "la libre circulación", reveló el jefe de Gabinete, Marcos Peña. El temor al incremento de la conflictividad social posdevaluación no preocupa sólo al Gobierno sino al sector empresarial, y también a la Justicia. Lo elaboran la Justicia y los ministerios del Interior, Justicia, Trabajo, Seguridad y Desarrollo Social, coordinados por la Jefatura de Gabinete. Apuntan al accionar rápido de los fiscales, de modo de minimizar los problemas de tránsito y descomprimir los conflictos.

HD Joven: Bienvenido, Mister Joven 2015-12-17 18:30:04

Con seguridad, la mayoría de la población española no es consciente del punto de no retorno en el que se encuentra nuestra democracia. El día de pasado mañana será probablemente uno de los más recordados de nuestra historia reciente, acaso desde 1978. Por fin, tras la Transición, tras la instauración definitiva e inamovible de la democracia, el futuro nos depara un poco de tensión. Algunos creerán que nos ha costado prácticamente lo mismo superar el franquismo que superar el bipartidismo: casi 40 años. Pero ¿podemos ya cantar victoria? ¿Ha llegado el momento de que los españoles castiguen de una vez por todas una democracia de baja calidad? Es difícil de decir, pues tan grande es la capacidad del español de ceder ante sus pasiones, como la de ceder ante el olvido y el conformismo.

En nuestra opinión, independientemente del resultado electoral final, la implantación de una verdadera democracia en España está íntimamente relacionada con la llegada de nuevos partidos que recuperen el contacto directo con la población y que permitan la regeneración de las instituciones, lo que, quizás, implícitamente, suponga la ruptura del bipartidismo, que puede acontecer de varias formas. Como editores de la sección Joven del Blog, quisimos analizar de forma conjunta la influencia que tendrán estas elecciones para los jóvenes, que, por una vez, pueden ser el verdadero motor del cambio que todo español, sin excepción, desea; e, insistimos, aunque su voto permanezca fiel a sus costumbres.

Si aún sea cuestionable si serán éstas las elecciones en las que el bipartidismo ponga punto y final a su bonito romance, lo que es seguro es que el PP y PSOE ya no convencen a los jóvenes. Lo dicen las encuestas: considerando jóvenes a los menores de 35 años, según el último CIS, el porcentaje que votaría a favor del bipartidismo en las próximas elecciones sería de, aproximadamente, un 25% (aquí), casi la mitad del porcentaje de los mayores de 65 años (aquí). En efecto, la afirmación de que el bipartidismo se resquebraja ante el colectivo joven es un hecho consolidado en las encuestas y que se confirmará, con toda probabilidad, este domingo. Y, aunque no fuera así, un día no muy lejano los jóvenes se harán adultos y conformarán la mayoría de la población con derecho a voto, por lo que de lo que no cabe duda es de que estas elecciones son el principio del fin del primer bipartidismo de nuestra democracia, y puede que del último.

En efecto, y sin ánimo de regodearnos en nuestra sobrevenida importancia, pensamos que los jóvenes tenemos hoy un poder –y una correlativa responsabilidad- fundamental. Por una vez, la avaricia del hombre no es en vano y, encima, se usa para el bien común: no conformarse con una ilusión de democracia y, en cambio, pedir más: una de verdad. Ni que decir tiene que los jóvenes fueron uno de los principales canalizadores de las demandas de cambio que se produjeron durante los últimos años del franquismo y durante la Transición en España. Igualmente, en los últimos años, ha calado en la sociedad la sensación de que los jóvenes están hastiados de la política y de los partidos políticos. Un hecho que apoya esta teoría es que, de acuerdo con las encuestas post-electorales del CIS, que han sido recopiladas en el libro "Aragón es nuestro Ohio", la abstención de los jóvenes siempre ha sido superior en tres puntos de media a la del resto de la población, llegando al 24,6% en las elecciones de 2000 y al 22,3% en las elecciones de 2011, frente al 15,9% del resto de la población. Y que conste: no estamos de acuerdo con la opinión de cierto sector de la sociedad de que los jóvenes no se interesan por la política, o de que no valoran la democracia porque no saben lo que es vivir fuera de ella. Quizás hasta ahora la política no haya sido de la calidad, de la ejemplaridad o de la plenitud que debiera.  

¿Y por qué el bipartidismo está perdiendo apoyo entre los jóvenes? Seguramente dos datos pueden ayudar a explicarlo: en primer lugar, que el 49% de los menores de 25 años se encuentran sin trabajo en nuestro país, según datos del Eurostat de junio (aquí) –segunda mayor tasa de paro juvenil después de Grecia-, y, en segundo lugar, el hecho de que más de 2 millones de españoles hayan emigrado a otros países desde el estallido de la crisis (aquí), de los cuales el mayor colectivo es el de menos de 35 años. En resumen, la crisis económica, en la que han coincidido gobernando tanto el PP como el PSOE, ha golpeado con intensidad al colectivo joven, condenándolos, en muchas ocasiones, a tener que abandonar su país. Si a esto le unimos los episodios de corrupción que han protagonizado ambos partidos y/o la escasa imagen de modernidad que han proyectado en los últimos años, el cóctel es letal para el PP y PSOE. Igual que en la famosa película de Berlanga, “Bienvenido, Mister Marshall”, donde los habitantes de Villar del Río esperaban ansiosos la llegada de los americanos, que les salvaría de las penurias de la posguerra, los jóvenes llevan largo tiempo esperando un cambio en la forma de hacer política y en la manera de liderar un proyecto común hacia una España más madura. Ojalá que esta vez la espera no sea en vano.

Y es en este preciso momento cuando surgen a nivel nacional dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, que han sabido canalizar como nadie el descontento e indignación de ciertos sectores de la sociedad, especialmente el del sector joven. Los principales motivos del éxito de estos dos partidos entre aquél son, entre otros, la imagen de cambio que se percibe de ambos partidos, así como la impresión que proyectan de que son partidos modernos, nuevos, sin casos de corrupción, y liderados por jóvenes con gran poder de persuasión, presencia e influencia en las redes sociales. 

Con todo, es preciso aclarar que los partidos emergentes no lo tienen todo ganado. Aún tienen mucho que demostrar y nada, sino gobernar, puede probar su valía. Quizás por ello serán muchos los que aún se decanten por seguir confiando en la fuerza del bipartidismo, ya sea por cuestiones de tradición, sociales o simplemente desidia, o por otras razones, si nos lo permiten, más respetables, como pueden ser la carencia, por parte de los partidos emergentes, de la experiencia y estructura política necesarias para gobernar, o la presencia internacional de los partidos tradicionales, la seguridad económica o la defensa nacional.

Esta última, a propósito, pudiera haber pasado desapercibida si este artículo hubiera sido redactado mes y medio atrás y, sin embargo, ahora influirá de forma decisiva en los comicios de este fin de semana. Los atentados de París del 13-N supusieron un antes y un después en muchos aspectos, y sin duda uno de ellos es la exigencia de una política de defensa a la altura de la del gobierno francés, aun a riesgo de aspirar al cielo. Aquí, por ejemplo, el rechazo a lo desconocido (a los partidos emergentes) se acentúa de forma poderosa cuando una potencial crisis terrorista se atisba en el horizonte. Claro está, no dejan de ser suposiciones, pero ¿quién asegura que Podemos o Ciudadanos carezcan de la capacidad suficiente para hacer frente a una crisis de estas características? La política exterior del PP y del PSOE, especialmente en los últimos años, no ha sido del agrado de todo el mundo (sólo hay que recordar los episodios de la Guerra de Irak o de la Alianza de Civilizaciones), y la tan aclamada experiencia política no ha servido para paliar el descontento.

Resulta entrañable, para cualquier aficionado a la política, ver la serie “Borgen”, cuyo trama principal son las vivencias de una mujer que accede al gobierno danés y las de un parlamento en que al menos diez partidos políticos tienen representación en éste. Sea cual sea el partido que finalmente gobierne, los jóvenes pensamos que el pluralismo político sólo puede ser positivo. Lo concebimos como un incentivo para mejorar y cuestionar la estabilidad política y la seguridad, generada básicamente por el bipartidismo, que ayudó en la instauración de la democracia, pero que ya no nos sirve hoy en día. Nos sentimos cómodos en la inseguridad, en la diversidad y en el cambio. Y también nos sentimos cómodos en la que va a ser la consecuencia más destacable de este pluralismo: un parlamento fragmentado en el que la cultura del pacto, que rara vez ha tenido cabida en España, va a ser el pan nuestro de cada día. Resta decir que el pacto es el vehículo de la política de Dinamarca y que a ellos les va muy bien. En caso contrario, si nuestros partidos políticos, especialmente los viejos, no se adaptan al nuevo statu quo, nos veremos abocados a un parlamento ingobernable al más puro estilo griego, lo cual puede sumarse a los motivos señalados en favor del bipartidismo.

¿Tendremos el valor de superar el pasado, la comodidad y el estancamiento para emular a otros que han triunfado mirando –y creando- el futuro? ¿Sabrán los partidos adaptarse a esta nueva situación? Sea así, querido joven. Acaben las mayorías absolutas y la política somnífera. Es la hora de pactar. De pactar una buena educación, una buena sanidad y una ley electoral justa. De castigar la corrupción, el "y tú más" y las puertas giratorias. Los jóvenes piden un cambio, una España con madurez democrática. Es la hora de la política con mayúsculas, en la que todos (o la mayoría) de los partidos tendrán que ponerse de acuerdo en muchos temas. Es la hora de interesarse por nuestro futuro; de participar y de decidir. De pensar, de debatir, de dar un paso más. ¡Es la hora de votar!

1 minuto. Gobernar gestionando equipos 2015-12-10 16:41:20

Negocios Como lo hace habitualmente, el presidente Macri reiteró en varios tramos de su discurso inaugural la necesidad de trabajar en equipo. Es natural que no conciba otro modo de gestionar, proviniendo de la actividad empresaria y habiendo probado ya ese modo de gestión en su paso por la actividad pública. Ya ha tomado decisiones en línea con esas ideas, al formar un gabinete económico de seis ministerios, donde la novedad no está en esos ministerios, que en su mayoría ya existían, sino en el modo de coordinarlos. En su discurso inaugural, el presidente Macri reiteró, como lo hace siempre, su concepción de la gestión como coordinación de equipos. La conformación del gabinete económico, más novedosa por su modo de coordinación que por los ministerios que lo integran, en línea con esa concepción. Economía en 1 minuto.

Humala anunciará norma con penas severas para adolescentes involucrados en sicariato 2015-07-28 11:22:43

La iniciativa, que será anunciada en el Mensaje por Fiestas Patrias, está siendo elaborada por los ministerios de Justicia y del Interior.

Fuente

Esp
Consulte la Fuente de este Artículo
Sigueme
Sigueme

No hay comentarios:

Publicar un comentario